Darío Madrid es el seudónimo en internet de Gonzalo Fernández, abogado con más de treinta años de experiencia en los tribunales. Tiene más de cien mil seguidores en redes sociales y es conocido sobre todo por sus hilos de historia en Twitter, ahora X.
¿Cómo se te ocurrió escribir un libro sobre la Inquisición española?
Es un largo proceso. Desde siempre me ha interesado este tema. El primer libro que me compré sobre la Inquisición está datado en 1984. Después he adquirido otros treinta libros aproximadamente. Como amante de la historia y profesional del derecho me llamaba el trato de los sospechosos por el Tribunal de la Inquisición.
Posteriormente después de que en Internet y sobre todo en Twitter tuviera tanto éxito, pude comprobar que muchos usuarios de esa red se creían los bulos que se escriben sobre los mal llamados “Museos de la Inquisición” y los supuestos instrumentos de tortura que allí se exhiben y otras mentiras que se propagan en todo tipo de medios de comunicación me lancé a escribir este libro.
¿Cuántos “museos de la Inquisición” hay en España?
Hay tres que yo sepa. Están en Granada, Toledo y Santillana del Mar. El primero se llama de la Inquisición y los otros dicen ser de la tortura, pero hacen creer que los instrumentos que enseñan fueron utilizados por la Inquisición. El de Granada es realmente estrambótico: para empezar en la entrada tienen un esqueleto atado a una rueda de carro e incluso muestran una guillotina que nada tiene que ver por supuesto con la Inquisición. Además, como reclamo para los turistas tienen en las fotos de promoción del museo la llamada “silla inquisitorial” que jamás fue utilizada por la Inquisición fuera española o no: se trata de una silla que tiene el respaldo y el asiento llego de pinchos, agujas o clavos. Se supone que en ella se tenían que sentar los sospechosos de herejía cuando eran interrogados.
¿Cómo fue la verdadera Inquisición española?
Lo primero que tenemos que hacer es trasladarnos a los tiempos que se creó. La Inquisición no nace en España, nace en Francia en el Concilio de Verona de 1184 para combatir la herejía cátara: rechazaban el sacramento del bautismo en la forma que lo llevaba a cabo, despreciaban el culto a las imágenes, negaban la autoridad del Estado y de la Iglesia, no creían en los sacramentos, estaban en contra del matrimonio e incluso eran contrarios a tener hijos pues pensaban que los hombres y mujeres no debían traerlos a un mundo dominado por el diablo.
Lo segundo es que para nuestros antepasados el peor de los delitos era la herejía y lo equiparaban al crimen de lesa majestad, es decir, asesinar al rey. Para ellos Dios estaba en un escalón superior al rey y la herejía era un delito contra Dios.
Para los cristianos un hereje tiene que estar bautizado pues la Iglesia solo puede volver a introducir en su seno a aquellos que se han salido, la oveja descarriada. Además, para considerar a una persona hereje tiene que negar una parte esencial de la doctrina, y ser pertinaz en el error.
La Inquisición llega a Castilla el 1 de noviembre de 1478 gracias a la bula del papa Sixto IV “Exigit sincerae devotionis affectus” que autoriza a que los Reyes Católicos nombren dos o tres inquisidores de su elección. Dos años tardarán Isabel y Fernando en nombrar inquisidores para Castilla: Juan de San Martín y Miguel de Morillo. Nace para acabar con herejía que llevaban a cabo los judíos que se habían convertido al cristianismo y que seguían practicando en la intimidad la religión hebrea.
En 1391 unas exaltadas campañas de varios sacerdotes contra los judíos, entre ellos un tal Ferrán Martínez, arcediano de Ecija, provocaron una serie de matanzas y destrucción de sinagogas primero en Sevilla y luego en toda Castilla, la corona de Aragón y el reino de Navarra. Casi únicamente se salvan aquellos que se convierten al cristianismo. La solución para acabar con las matanzas, según el pensamiento de aquella época, es que los judíos se conviertan al cristianismo.
Surge entonces la figura de San Vicente Ferrer que trata de convencer a los judíos mediante la palabra y alguna otra presión como la prohibición de ostentar cargos públicos o poder cambiarse de domicilio, portar armas, ni contratar cristianos, separar a los judíos en barrios separados de los cristianos. Logró que un buen número de judíos se convirtieran al judaísmo, pero muchos prefirieron seguir en la religión de sus padres a pesar de todos los sufrimientos que les impusieron.
Al menos una parte del problema estaba solucionado. Una buena parte de los judíos se había convertido al cristianismo. Pero ahora surge el problema que los “cristianos viejos” no admiten a los “cristianos nuevos” porque pensaban que las conversiones no eran reales, algo que era cierto pues muchos de ellos se habían convertido a la fuerza; seguían practicando el judaísmo en secreto y mantenían sus costumbres como por ejemplo descansar en sábado y no comer cerdo.
Aparece el problema de los conversos. De nuevo un religioso entra en escena: fray Alonso de Espina. En 1464 denuncia la escasa sinceridad de las conversiones, presenta a los conversos como enemigos del cristianismo y además se hace eco de bulos como son los supuestos asesinatos rituales de niños causados por judíos. Solicitó que para acabar con el problema converso se instaurase una Inquisición.
En el año 1467 en Toledo se repiten las persecuciones y matanzas, ahora contra los conversos. En Córdoba ocurren hechos similares en 1473. Poco a poco además va ganando la opinión de que los conversos son un peligro para conservación de la fe cristiana. Isabel y Fernando comienzan a ser de esa opinión a pesar de que tienen a su servicio un buen número de conversos y judíos.
En 1477 los monarcas trasladan la corte a Sevilla donde residían un gran número de conversos. En la capital hispalense serán convencidos de que los conversos eran un problema pues actuarían de forma coordinada con los judíos no convertidos en proyectos políticos que podían desestabilizar el Reino, que se estaban organizando para quedarse con las riquezas de la ciudad.
Nace entonces la Inquisición en Castilla para acabar con la herejía que cometían los conversos procedentes del judaísmo. No para acabar
¿Por qué se produce la expulsión de los judíos?
La expulsión de los judíos ocurre en España en 1492 pero realmente no se expulsa a las personas de raza judía si es que podemos hablar realmente de razas. Se expulsa a las personas que siguen profesando la religión judía, que no se han convertido al cristianismo.
Antes de esta expulsión los judíos habían sido expulsados de casi toda Europa. Antes de España se les había expulsado de Inglaterra y Francia, por ejemplo.
El motivo de la expulsión se debe a que las autoridades religiosas y el propio Torquemada pensaban que la relación de los conversos al cristianismo que antes habían profesado el cristianismo con aquellos que todavía lo profesaban contaminaba la fe de los primeros y por tanto si seguían relacionándose era imposible acabar con la herejía que venían cometiendo los primeros a pesar de instaurarse.
No se expulsa a tantas personas judías como se nos ha hecho creer pues muchos que antes del decreto de expulsión profesaban el judaísmo se convirtieron al cristianismo. Además, muchos de los que fueron expulsados volvieron de nuevo a España pues lo que tenían que hacer era simplemente recibir el bautismo.
Otro tema, ¿Qué ocurrió con la caza de brujas en España?
Lo primero que tenemos que decir es que la persecución de las brujas no ocurrió en la Edad Media, ocurrió sobre el año 1700. Es algo surrealista. En aquella época las personas cultas, no solo las personas sin ningún tipo de educación pensaban que las brujas tenían tratos carnales con el diablo y podían volar. Se produjo una especie de locura colectiva que llevó a ejecutar en los territorios que actualmente ocupa Alemania unas veinticinco mil personas, en Francia a otras cuatro mil, en la civilizada Suiza otras tantas, miles también en Inglaterra, en Escocia,…
En España, en cambio, la Inquisición no se creyó que las brujas o brujos tenían tratos con el diablo. Ya en 1526 en Granada una Junta estableció que las brujas realmente no existían que eran locas o eran enfermas y se insta a los inquisidores que en el caso de que las procesen no se impongan penas graves. Sí que es verdad que en algún proceso esas instrucciones no se siguen como por ejemplo en Logroño, en el famoso proceso de las brujas de Zugarramundi donde acaban ejecutadas 5 personas y otras 6 mueren en prisión antes de que se celebre el juicio.
Pero para que nos hagamos una idea de lo que ocurrió con las brujas en España mientras en Alemania se ejecutaron a más de 25.000 personas por este motivo la Inquisición española no ejecutó a más de sesenta personas en tres siglos de existencia. También ocurrió en Italia y en Portugal.
¿A qué se debe la mala fama de los Inquisición?
Es curioso porque mientras la Inquisición estuvo vigente los inquisidores eran personas respetadas. Solían ser religiosos y juristas de prestigio. La mala fama de la Inquisición comienza con la propaganda antiespañola propiciada sobre todo por el príncipe de Orange que utilizó dos arietes: la conquista de América y la Inquisición española.
También un protestante que se fugó de España de Valladolid que escribió el libro “Artes de la Inquisición española” bajo el seudónimo de Reinaldo González Montano donde se cuentan unas barbaridades sobre la Inquisición que nada tienen que ver con la realidad.
También colaboró en la fama de la Inquisición un afrancesado llamado Juan Antonio Llorente que supuestamente se había escapado de España cuando las tropas de Napoleón fueron derrotadas con los expedientes de la Inquisición siendo mentira.
¿Cuál es la barbaridad más increíble que te has encontrado en tus años de investigación con respecto a la Inquisición española?
Principalmente lo de los supuestos instrumentos que aparecen en los mal llamados “museos de la Inquisición”. También el tema de las cárceles de la Inquisición: no eran unos agujeros a donde lanzaban a la gente y las dejaban allí morirse.
Hay un tema curioso. Cuando la Inquisición condenaba a una persona a cárcel perpetua no significaba que era condenada por el resto de la vida del reo. El inquisidor establecía cuando duraba esa prisión y no solía pasar de tres años. Además, en muchas ocasiones el régimen de prisión era abierto, domiciliario, es decir, que la pena se cumplía en el domicilio del reo y cuando no era así, el condenado podía salir de la cárcel para trabajar y buscarse un sustento.
¿Qué delitos perseguía la Inquisición?
Comenzó persiguiendo la herejía cometida por los conversos procedentes del judaísmo, del luteranismo y del mahometismo. Una vez que digamos había vencido entre comillas a esas herejías se dedicó a perseguir conductas o pecados como la blasfemia, la bigamia, la solicitud que era cometidos por aquellos religiosos que lograban seducir a sus feligresas o hacía proposiciones deshonestas.
¿Qué ocurrió con la Inquisición en Hispanoamérica?
La Inquisición en Hispanoamérica tuvo muy poca actividad, muy poca intensidad. Es curioso porque cuando hablas con un hispanoamericano sobre la conquista de América, sobre los sacrificios que llevaban a cabo los aztecas o mexicas, suele ser frecuente que saque a relación “los miles de asesinados por la Inquisición en América”.
Esto es absolutamente falso.
En todo Hispanoamérica funcionaron únicamente tres tribunales: uno en Nueva España, otro en Perú y otro en Cartagena de Indias. Tuvieron muy poca actividad. Por ejemplo, el tribunal de Nueva España tenía una jurisdicción sobre tres millones de kilómetros cuadrados. En cambio, la Inquisición en la Península Ibérica la tenía sobre quinientos mil kilómetros cuadrados con unos veintidós tribunales dependiendo de la época.
Además, la Inquisición no tenía jurisdicción sobre los indios porque los consideraba neófitos, eran novatos en la religión católica y no se les podía exigir lo mismo que a otros creyentes. Únicamente la tenía sobre las personas nacidas en la Península Ibérica, los criollos, africanos y mestizos de toda clase.
Se dedicó a perseguir a los luteranos y protestantes que caían en sus costas, judeoconversos portugueses que huían de la península.
Las personas que fueron ejecutadas por la Inquisición en América no llegaron a cien personas. El Tribunal de Nueva España relajó a 45 personas, el de Perú a 30 y el Cartagena de Indias a 2.
¿Qué te procesara de la inquisición no era tan duro como nos han contado?
Era duro y rompía la vida de aquel que le procesara. No se puede negar. Que te procesase la Inquisición no era ningún plato de buen gusto. Solamente hay que recordar el proceso a Fray Luis de León. El 11 de diciembre de 1576 terminó el proceso que la Inquisición seguía contra el agustino Fray Luis de León con una dura amonestación que venía a decir que no había graves cargos contra él. Mientras duró el juicio contra el religioso permaneció varios años en prisión.
Fray Luis de León fue denunciado por unos dominicos fundamentalmente por haber puesto en duda la traducción «Vulgata» de la Biblia al decir que el texto hebreo era superior al latino y traducir el «Cantar de los Cantares» como una canción de amor profana en vez de un cántico divino.
A pesar de que la Inquisición ofrecía mayores garantías que otras jurisdicciones, ser procesado por el Santo Oficio no era un plato de buen gusto como hemos dicho antes. En este caso las frecuentes disputas entre dominicos y agustinos llevaron a que la Inquisición procesara al bueno de Fray de León.
Y que te procesara la Inquisición podía suponer la «prisión provisional» en las cárceles secretas, el embargo provisional de tus bienes y la presunción de culpabilidad hasta que se demostrara que no eras culpable. Fray Luis de Léon estuvo dos años y medio en esa “prisión provisional” por un delito digamos de opinión. Lo normal es que el proceso terminara con una pena leve pero…
Otro caso más duro fue el de Miguel Servet, pues termino en ejecución en la hoguera.
A ver. Miguel Servet era español, en concreto aragonés, pero no fue condenado por la Inquisición española. Miguel Servet fue detenido el 13 de agosto de 1553 por orden de Juan Calvino, un protestante francés erradicado en la ciudad suiza de Ginebra. Es un error muy común Todavía pensar que murió en la hoguera a causa de un proceso de la Inquisición. Fue condenado por hereje gracias al protestante Calvino y su intolerancia religiosa. Después de escapar de la Inquisición de Lyon, Servet hizo escala en Ginebra camino de Italia el 13 de agosto de 1553 y fue a la iglesia donde predicaba Calvino que lo reconoció, lo denunció por herejía y logró que fuera encarcelado a la espera de juicio. Fue condenado por hereje al no arrepentirse sobre todo de dos de sus ideas: no existía la Santísima Trinidad y el bautismo se debe recibir en edad adulta. En casi toda Europa en el siglo XVI la pena para los herejes era la hoguera gracias a una interpretación del evangelio de San Juan “Al que no sigue conmigo, lo tiran como a un sarmiento y se seca, los echan al fuego y los queman.” A Servet le ataron a un palo con una argolla impregnada en azufre rodeado de leña verde y húmeda. En una cadena de hierro se colgaron sus libros. El médico aragonés que había descubierto la circulación de la sangre por los pulmones tardó una hora en morir.
¿Torquemada era tan malo como dicen?
No era ni bueno ni malo. Fue un religioso que pone orden en la Inquisición. Antes de su nombramiento como Inquisidor General habían sido nombrados otros dos religiosos. El fue nombrado en 1483 inquisidor general primero de Castilla y luego de Aragón. Ocupó el cargo durante quince años. Es cierto que ha pasado a la historia como un hombre monstruoso y sanguinario. Lo cierto es que organizó el Tribunal para que cumpliera estrictamente con su cometido