De vez en cuando me topo con alguna foto de aquel extraño traslado que se llevó a cabo de los más famosos cuadros del Museo del Prado durante la Guerra Civil Española. Extraño porque se llevó a cabo con escasas o nulas condiciones de seguridad en camiones que tuvieron que recorrer cientos de kilómetros hasta llegar a la frontera con Francia y luego en tren hasta Suiza, y porque que las obras fueron almacenadas en lugares totalmente inadecuados.
Por ejemplo, al cuadro de “El tres de mayo de 1808 en Madrid” de Goya, el que representa el fusilamiento de los patriotas en la montaña de Príncipe Pío por las tropas de Napoleón, le cayó encima un balcón sobre el que había impactado un proyectil cuando estaba siendo trasladado en un camión de Valencia a Cataluña. La obra sufrió cerca de una veintena de desgarros y quedó partido en varios trozos.
Los cuadros de “Las Meninas” de Velázquez o “Carlos V en la batalla de Mülhberg” de Tiziano fueron atados a los laterales de un camión para atravesar el puente sobre el río Jarama en la localidad madrileña de Arganda. Cómo de esa forma no se lograba que los cuadros pasaran por los arcos del puente, los descargaron de los camiones y los llevaron a mano por el puente utilizando unos rodillos sobre los que los deslizaron.
Los cuadros fueron primero trasladados a Valencia en pésimas condiciones, sobre carreteras repletas de baches y en abril de 1938 trasladados de la capital del Turia a tres escondites en Cataluña: los castillos de Perelada y Figueras, y la mina de talco de La Vajol. “Las Meninas” estuvieron en el castillo de Perelada que era objetivo del ejército franquista debido a que en sus sótanos, además de las obras de arte, los republicanos tenían un polvorín. El propio Azaña que estuvo alojado en aquel castillo al final de la Guerra Civil relata en sus memorias que todas las noches se desvelaba pensando que los más famosos cuadros del museo del Prado pudieran perecer en aquellas fechas.
El 4 y el 5 de febrero de 1939 los cuadros fueron trasladados en tren a Suiza y se depositaron en el Palacio de las Naciones de Ginebra. Volvieron el 7 de septiembre de 1939 en un tren por la noche con las luces apagadas con el objeto de poder pasar lo más desapercibidas posible ante el riesgo de un intento de robo. Antes de permitir su salida hacia España, el Cantón de Ginebra tuvo a “Las Meninas” y a cien obras más expuestas en el Museo de Arte y de Historia de Ginebra.
¿Podía haberse evitado el traslado? La evacuación del Museo del Prado comenzó el 5 de noviembre de 1936, justo cuando comenzó el asalto de las tropas franquistas a Madrid por la zona de la Casa de Campo y la Ciudad Universitaria. El 16 de noviembre cayeron sobre el museo tres bombas incendiarias y otras seis por los alrededores. Ya no cayeron más bombas sobre el museo. El fuego provocado las bombas caídas no llegó a las salas y la onda expansiva de las caídas en las inmediaciones no produjo daños graves en la estructura del edificio.
Las obras de arte podrían haber sido almacenadas en los sótanos del Museo o en la cámara acorazada del Banco de España. De hecho, durante la Guerra Civil miles de obras no se movieron de los sótanos ¿Fue una buena decisión exponer a los cuadros más famosos del Museo del Prado a un periplo tan peligroso?
Al respecto merece la pena leerse el libro ‘El milagro del Prado’ de José Calvo Poyato, el hermano catedrático de Carmen. Para el escritor el traslado fue “innecesario y arriesgado”.